Los tonos arcillosos de la fachada de piedra de la Catedral de la Inmaculada Concepción también se observan en las lápidas del cementerio de Barichara. Este sitio se destaca por sus tumbas de piedra labrada, muchas de ellas adornadas con cruces de hierro. Aquí yacen decenas de ‘patiamarillos’, como se les llama a los habitantes de Barichara debido al color amarillento de sus calles.