Una importante muestra arquitectónica colonial es el Palacio de la Inquisición, con su entrada de estilo barroco y sus balcones de madera. Desde 1610 este edificio fue sede del Tribunal de Penas del Santo Oficio, que juzgaba los delitos contra la fe. Los inquisidores fueron expulsados en 1811, pero fueron reinstalados en 1815 por las tropas españolas de Pablo Morillo. El tribunal permaneció hasta 1821.