La sensación de asombro al encontrar en Mompox una joya de arquitectura colonial en medio de la nada también se experimenta tras un viaje por el río hasta la ciénaga de Pijiño. Durante el trayecto, que se cubre en canoas anchas con motor, se observan aves y reptiles. De regreso los pasajeros se pueden entretener al atardecer con el espectáculo que ofrece el sol cuando se zambulle en el Magdalena.