No es preciso viajar en Semana Santa para ser testigo de la devoción y las tradiciones católicas que se viven con fervor en Santa Cruz de Mompox. Este pueblo anclado en medio del río Magdalena late a su propio ritmo, uno en el que altares, imágenes, crucifijos y rosarios permanecen fijos en la mente de sus habitantes y cautivan también el alma de los viajeros.