Las emociones no faltan en Santa Marta. Mamancana, una reserva de 600 hectáreas de bosque tropical seco ubicada en la vía entre la ciudad y el aeropuerto Simón Bolívar, es ideal para quienes disfrutan el contacto con la naturaleza. Allí, además de cabalgar, los visitantes pueden observar aves y practicar deportes de aventura entre los que están la escalada en roca, el ‘canopy’ y el parapente.