Los contrastes entre el pasado colonial de Bogotá y el siglo XXI se aprecian al hacer una caminata de pocas cuadras entre La Candelaria, en el centro histórico –donde Gonzalo Jiménez de Quesada fundó la ciudad el 6 de agosto de 1538–, y las torres del centro internacional, donde bancos y otras empresas tienen sus oficinas. Así se hace un ‘viaje en el tiempo’ entre calles de piedra y edificios con helipuerto.