La cuesta para subir el montículo de arena amarilla se empina y desde la cima se observa el Mar Caribe. Parece una alucinación, pero es el paisaje que se ve en las dunas de Taroa, en Punta Gallinas, el sitio más septentrional de Colombia y de Suramérica. Hasta allí se llega en lancha desde el Cabo de La Vela (dos horas) y tras haber viajado por tierra unas tres horas desde Riohacha.