En Aracataca, el pueblo donde nació el Premio Nobel de Literatura 1982, Gabriel García Márquez, se percibe y se honra de manera particular su legado.  

El municipio dista 87 kilómetros de la ciudad de Santa Marta, y solo se puede acceder a el, vía terrestre por la Avenida Troncal del Caribe. El viaje dura aproximadamente una hora y treinta minutos. 

Si estás siguiendo los pasos del escritor, te interesará saber que este es el primer escenario que alimentó su grandioso talento. Necesitarás un día y una noche para enamorarte de este hermoso poblado, de su gente amable y de los sitios que rememoran al grandioso escritor cataquero.

Allí, en el corazón de la zona bananera y a los pies de la Sierra Nevada de Santa Marta en el Departamento del Magdalena, el escritor vivió su niñez hasta los ocho años de edad.

En la etapa inicial de la vida, se sientan las bases para el desarrollo físico, emocional, mental y cultural de los seres humanos. Es por esto, que a este municipio caribeño, se le atribuye la herencia macondiana y el ambiente que recreó Gabriel García Márquez en sus obras magistrales, copiando sus recuerdos de calles, casas, dinámicas culturales y de la atmósfera particular de la población. 

Conocer este pequeño e inspirador municipio, en el que se conservan los espacios arquitectónicos que fueron testigos de la vida junto a su familia y en el que se respiran las características de la narrativa del escritor, se convierte en la excusa perfecta para enriquecer y trasladar las obras de literatura, realizando un ejercicio personal y con ayuda de la imaginación, al entorno que las inspiró.

La etimología de la palabra Aracataca tiene su origen en la época precolombina. Aunque el significado de sus raíces es difusa, se sostienen que estas tierras fueron ocupadas por la tribu Chimila, en la época del “Cacique Ara”, quienes bautizaron el río que atraviesa el casco urbano de la población con el nombre de “Cataca” que quiere decir “Agua Clara”.

La historia de Aracataca

Cuando llegaron los españoles, se establecieron en este territorio al que denominaron Aracataca. Siglos más tarde este río bajado de la Sierra, serviría de inspiración al Nobel, para describir el entorno de la aldea en la que vivía uno de los personajes insignes de su literatura, José Arcadio Buendía. 

Muchos dicen que Aracata es Macondo, y en cierta medida tienen razón. Todo lo que García Márquez narra en sus libros y en particular, detalles como la nube polvorienta que cubría a los almendros y las ansias de progreso de sus habitantes, encuentra en Aracataca, sus verdaderas raíces. 

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El nombre “Macondo”, fue tomado por el autor de Cien Años de Soledad, del portal de una hacienda bananera por la que pasó mientras viajaba en el tren que llegaba y salía de su pueblo natal. 

Macondo es en realidad el nombre de un árbol cuyo descubrimiento debemos a Alexander Von Humboldt. La especie botánica “Cavanillesia Platanifolia”, alcanza los 35 metros de altura, propia del bosque seco tropical que predomina en la Costa Atlántica. De tallo grueso y frondosa exuberancia, sus flores son de color amarillo con tonalidades que se desvían hacia el rojo y su madera se utiliza para construir canoas y recipientes contenedores de uso doméstico.  

Las principales atracciones turísticas de esta bella población tienen que ver todas con el escritor y con su vida.  Las calles y los muros de la población están adornados con las letras escritas por el autor y son un homenaje perpetuo a su memoria.

La Casa Museo Gabriel García Márquez es el sitio turístico preferido y más visitado por los más de 25.000 turistas que ingresan durante el año. La entrada a la casa no tiene ningún costo. En ella se recrean los catorce espacios en los que transcurrió su infancia, incluyendo el despacho del Coronel Nicolás Márquez, abuelo de “Gabo”, la sala de visitas, el taller de platería, el comedor, el cuarto de hospital, el corredor de las begonias, el cuarto del niño, la cocina, el cuarto de los guajiros y el patio, entre otros. Al final podrás dejar, de manera personal, una contribución para su mantenimiento.

La Administración Postal Nacional Casa del Telegrafista, es una pintoresca casa de fachada blanca y puertas color rojo, considerada Patrimonio Histórico y Cultural de Colombia en la que trabajó el padre del escritor, don Eligio García.  También su entrada es libre.

¿Qué hacer?

No puedes dejar de visitar la Estación Antigua del Ferrocarril, un museo antiguo con una hermosa fachada color amarillo, en el que en los años veinte del siglo anterior, llegaban miles de personas atraídas por la bonanza del cultivo del banano. 

Fue un sitio que inspiró y comunicó a nuestro personaje con el otro mundo, en el que hoy se exponen colecciones de arte itinerante y en el que se encuentra un restaurante y la venta de artesanías propias de la región. Es también punto de información para los viajeros, pues cuenta con guías turísticos y opciones de paseos en bicicleta por la población.

El Parque Lineal Macondo es un lugar especial de 355 metros de longitud, en el que se respira bajo los árboles de almendro, el olor de la obra garciamaquiana. Se construyó para acompañar a un antiguo canal de riego adornado por un inmenso mural artístico en el que más de catorce artistas locales y de los municipios vecinos, dejaron plasmadas cerca de treinta obras pictóricas sobre partes de las novelas del autor.

Cuenta con un camino ideal para pasear y disfrutar de los parques y de la acequia en la que los viajantes pueden disfrutar de un baño y refrescarse con sus frías aguas. Aracataca cuenta además con varios balnearios para visitar, entre los que se encuentran el Arroyo de Matute, el Arroyo de Cataquita, el Arroyo de Tayrona y el río Aracataca.

 

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Una vez estés en Aracataca, no puedes dejar de conocer el Monumento a Remedios La Bella, la Tumba de Melquiades, el colegio donde estudió el escritor y la Iglesia de San José. Todos estos lugares se nutren con la tradición oral propia de la idiosincracia del lugar.

Este viaje es en realidad una inmersión al interior de la persona de Gabriel José de la Concordia García Márquez, nombre de pila con el que le bautizaron. Es además una excusa, perfecta para disfrutar de la gastronomía llena de exquisitas preparaciones hechas con guineo y aceite de palma, las dos plantaciones que rodean el municipio.

Podrás probar el cayeye (guineo cocido con queso), el sancocho (caldo de gallina o pescado en fogón de leña) el peto, el bollo de yuca y el pastel de arroz con carnes, infaltables en la visita a Aracataca. No dejes de probar los manjares con los que se alimentó de niño este hombre que dio a conocer al mundo a esta población señorial del Magdalena.

No sabemos a ciencia cierta si Aracataca antes de la aparición de Gabo era ya, Macondo, o si fue él quien convirtió a su pueblo natal, con sus mágicos relatos, en dicha aldea. Es por esto que no puedes dejar de visitarla, solo la experiencia de respirar el aire cataquero te dará una verdadera respuesta. ¡Déjate sorprender por Aracataca y García Márquez!