El monumento a la leyenda del caimán trae a la memoria una historia tradicional de la vida cienaguera: la desaparición de la niña Tomasita, quien según se cuenta fue tragada por un caimán. El acontecimiento, narrado de generación en generación, ha inspirado en la gente su celebración folclórica, que se manifiesta en danzas y música tradicionales.