COLOMBIA
Colombia es un país en el que la riqueza natural y la gran biodiversidad, se desbordan ante los ojos de todos los que desean conectarse con la naturaleza.
Para muchos visitantes, atrás quedan los deseos de viajar a las grandes urbes mundiales y dentro del ser, surge la necesidad de desplazarse hacia lugares vírgenes con el fin de reflexionar y sanar el cuerpo y el alma de tanto ajetreo, con la ayuda ancestral de la naturaleza.
Siempre al servicio del ser humano, los parajes naturales ofrecen a los seres vivos un atractivo único y especial, en el que las maravillas sorprenden por la puntualidad de sus apariciones y por la riqueza que se genera a partir de sus sonidos y colores.
Bordeando todo el costado occidental del país, se da un contraste de ecosistemas único en el mundo, entre la selva del Chocó biogeográfico con todos sus tesoros e inagotables lluvias; y la costa del Océano Pacífico. Y, uno de los lugares en este litoral, para realizar un viaje de desconexión en donde se pueden encontrar momentos específicos de reflexión y silencio es Bahía Solano. A este municipio del departamento del Chocó, se puede llegar por avión desde Medellín, Pereira o vía marítima desde el puerto de Buenaventura.
Numerosos hospedajes que se mimetizan con la espesa vegetación abren sus puertas a la orilla del mar para ofrecer experiencias de bienestar y de relajación total. Caminatas guiadas entre la selva, en las que se puede disfrutar de sus sonidos y del colorido de flora y fauna, así como baños en cascadas de aguas dulces y en pozos de aguas minerales, son el abrebocas perfecto para ir limpiando la contaminación mental y la rigidez corporal que se trae desde las grandes ciudades
Pronto, el ambiente va permitiendo que se empiece a entrar en un estado de serenidad y tranquilidad en el que afloran pensamientos nítidos, y deseos de conocer aún más. Para los más inquietos amantes del turismo cultural, las comunidades afrodescendientes chocoanas esperan a los visitantes para transmitir sus saberes tradicionales y mostrar su cultura a través de cantos, bailes y relatos de sus antepasados.
Sin embargo, la aventura no se agota. Es así como cada año, puntualmente, desde julio hasta noviembre, a esta región de nuestro país, llegan más de un millar de ballenas jorobadas, para aparearse y parir sus crías en las cálidas aguas de esta zona. Este maravilloso ritual, es compartido por los mamíferos gigantes, con los más de 30 mil visitantes que llegan a los diferentes puntos, desde donde zarpan las embarcaciones en la que se puede vivir de cerca este gran evento.
El sonido del canto de las ballenas, y su espectacular presencia, facilitan la reflexión mediante sus movimientos pacíficos y sus armónicos sonidos que se funden con la fuerza del sonido del mar, cuentan los ancestros que ellas custodian las memorias del planeta y que relatan historias a través de sus cantos; es por eso por lo que a través de una meditación personal o guiada o una simple introspección podemos conectarnos a esas historias. Así, se produce la conexión del hombre con el momento presente, con la naturaleza y consigo mismo. Todo adquiere un nuevo sentido, la vida, la fuerza, la naturaleza, el ser humano. Quienes han ido afirman que, una vez que se vive esta gran experiencia, no se vuelve a ser el mismo. Este es uno de los viajes más transformadores y por tanto de los más apetecidos por los visitantes del país.
Y como las personas formamos una unidad, en Bahía Solano, los habitantes esperan a sus visitantes con la mejor gastronomía que despierta los sentidos con sus ancestrales recetas culinarias y los ingredientes particulares que brinda este encuentro de ecosistemas. Frutas como el Borojó, de la cual se hacen jugos, prometen una inyección de energía al cuerpo, pues su elevada composición de minerales, vitaminas y proteínas producen muchísimos beneficios para la salud.
El pescado frito y sudado, acompañado de arroz con coco, patacón y limonada, será el típico almuerzo que encontrará a la orilla del mar. El arroz marino, el sancocho de pescado, los encocados de cangrejo, los ceviches de pingua, calamar, atún y cangrejo, son platos típicos de esta región, todos realizados con ingredientes frescos, y ricos en nutrientes para garantizar que, de Bahía Solano, se sale más sano de lo que se llega.
Por todo esto, ir al Pacífico Colombiano, es una experiencia única de la que se regresa renovado y descansado, mucho más sano por dentro y por fuera.