A ocho kilómetros de San José del Guaviare, los viajeros pueden zambullirse en los pozos naturales, unas piscinas que han sido talladas en las rocas por el agua. Los minerales y la vegetación de la zona hacen que los tonos del agua pasen del amarillo al negro, pasando por el rojo, de manera que al sumergirse la piel se vea de colores distintos.